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Tienen un cultivo muy simple, y darán flores de tonos anaranjados hasta la entrada de los primeros fríos del otoño.
Son de porte colgante, por lo que pueden utilizarse como alternativa a los geráneos y gitanillas.
Para su siembra utilizaremos:
- Semillas de capuchinas.
- Tierra suelta y arenosa.
- Recipientes de siembra.
- Piedras para el drenaje.
Las semillas de capuchina son de tamaño grande, parecidas a guisantes, y de marrón claro. Al abrir el sobre observaremos que esten en buen estado.
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Prepararemos los recipientes como en los anteriores semilleros.
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Haremos varios agujeros en el
fondo del recipiente, pondremos las piedritas y rellenaremos con la tierra.
Con ayuda de un lápiz haremos pequeños agujeros en la tierra, y pondremos una semilla por agujero.
Cubriremos con tierra y regaremos. Mantendremos húmeda la tierra, las semillas comenzaran a brotar a los 5-7 días.
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Cuándo tengan cuatro hojas las pasaremos a una maceta más grande.
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